Capítulo cuarenta y dos

Darian. El nombre pasó por mi mente y de repente todo tuvo sentido. Mis ojos recorrieron la habitación de colores vibrantes. Era un lugar sencillo, con luces de techo de estilo antiguo, LEDs verdes y rojos que a veces parpadeaban por unos segundos, y mesas de madera desgastadas. Pensar que Mads Mose...

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