Capítulo 46: sombras de traición

El amanecer encontró el bosque convertido en un cementerio de humo y cenizas. Yo estaba exhausta, con la marca aún palpitando en mi cuello como si ardiera desde dentro. Adrian permanecía junto a mí, su cuerpo herido, pero su mirada era la de un Alfa que no conocía la derrota.

—No podemos quedarno...

Inicia sesión y continúa leyendo