Capítulo 60: el eco de la marca

La noche todavía envolvía la ciudad cuando logramos salir del edificio destruido. Cada paso era un desafío; Adrian se apoyaba en mí, aunque insistía en que podía caminar solo. Sus ojos, ahora manchados con un brillo carmesí, eran una herida abierta en mi conciencia. Yo lo había salvado, sí, pero ...

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