Capítulo 65: la cacería del cónclave

El silencio tras la derrota de Kael era engañoso. La cripta aún humeaba, las piedras rezumaban calor y polvo, y mi cuerpo temblaba como si cada fibra estuviera a punto de desgarrarse. Adrian me sostenía, sus brazos firmes pese a la sangre que todavía le recorría el costado.

Por un instante, quise...

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