Capitulo 87: la marca que llama

La sangre en mi brazo ardía como si hubiera sido vertida en ácido. Cada latido era una campanada, y con cada campanada la daga parecía recordar su propósito: abrir una grieta entre lo que yo era y lo que la sombra quería que fuese. Adrián me sujetaba con fuerza, su cuerpo todavía temblando por el...

Inicia sesión y continúa leyendo