Capitulo 88: el precio de la lealtad

El pañuelo de Darío ardía en mi mano como si no fuera tela, sino una brasa. Mi herida seguía latiendo, recordándome que cada segundo contaba. El sótano apestaba a sangre, óxido y traición, y las sombras parecían apretarse contra nosotros, expectantes. Adrián mantenía la mirada fija en Darío, los ...

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