CAPÍTULO 40 - Señales del más alla

El aire olía a humedad y a polvo, pero ninguno de ellos parecía notarlo. Lo único que llenaba el espacio era la expectación. Amara permanecía de pie, con los brazos cruzados, la mirada fija en el piso de cemento. Su respiración era más pesada que de costumbre, no solo por el cansancio acumulado, sin...

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