CAPÍTULO 52 - Mamá

Amara permanecía de pie, con las manos temblorosas y los ojos enrojecidos por el llanto. Desde la habitación 312 podía verse a través del vidrio a su madre, Catalina, dormida, con el rostro pálido y un leve hilo de oxígeno en la nariz. A pesar de su debilidad, su expresión seguía siendo serena, como...

Inicia sesión y continúa leyendo