IR A CASA

Ivy se acurruca bajo una gran manta mientras entierra su rostro en una almohada. Sus mejillas rojas, su cara hinchada, sus ojos secos, ya está cansada de llorar.

Escucha la puerta de su habitación de hotel abrirse, lo que la hace levantar la cabeza.

—¡Vete! —grita.

—¿Cómo te atreves a dejarnos? E...

Inicia sesión y continúa leyendo