TU DESEO ES MI ORDEN

PUNTO DE VISTA DE IVY

—No. Estamos mirando nuestro anuario de la escuela secundaria mientras nos acurrucamos bajo una gran manta, frente a la chimenea.

Romántico, ¿verdad?

—Así que Skylar sigue saliendo con esa chica Stacey. Miré a mi esposo con consternación.

—¿Q-qué estás diciendo? Son gemelas. Es casi como si no hubiera ido a la misma escuela que yo.

—¿Y están saliendo? —me reí mientras mi esposo exclamaba.

—No lo están, idiota. —Me reí a carcajadas de nuevo.

—Debo haber recibido la información equivocada. Como siempre.

—¿Sabes qué? Extraño esto. Nos extraño. —Sonreí.

—Yo también. —Me acurruqué con mi amor y puse mis labios sobre los suyos, justo cuando escuché sonar su teléfono.

El peor momento.

Gruñí mientras él se apartaba, con mi épica mirada de reojo, vi el nombre "Gimnasio".

Gimnasio perra/ lobby perra.

Creo que son la misma, mi esposo ha estado yendo mucho al gimnasio estos últimos días.

Cole nunca va al gimnasio.

Vi a la entrenadora de gimnasio ayer y si ella es con quien mi esposo está actualmente, voy a tener un gran problema.

Uno enorme.

No me malinterpretes, su trasero de silicona que hace creer a todos que lo consiguió con trabajo duro en el gimnasio no tiene nada que ver conmigo, o los pechos del tamaño de una sandía que la hacen parecer que acaba de salir de una mala cirugía o su cara que...

Está bien, lo admito, estoy insegura.

—¿No vas a contestar? —Vi a mi esposo cortar la llamada.

—Nah. —Me miró con una de sus sonrisas más lindas.

—Sabes, he notado que has ido mucho al gimnasio estos últimos días... —dije, tratando de sacarle palabras de la boca.

—Sí, me di cuenta de que realmente necesitaba hacer ejercicio, ¿sabes? —Solo asentí.

No sé nada.

—En realidad es divertido cuando llegas al punto en que no sabes si estás sudando o llorando. —Cole bromeó y mi respuesta fue una risa pasiva.

—Y nuestra entrenadora es realmente... —lo interrumpí.

—Curvilínea —dije con mucho desprecio.

—Iba a decir buena. —El teléfono sonó de nuevo, más molesto que antes.

Hablando del diablo.

—Sabes qué, deberías contestar. —Puse los ojos en blanco, mi esposo ni siquiera insistió en que no lo haría, contestó la llamada y salió de nuestra manta y se fue al baño.

Estúpida perra del gimnasio.

Sabes qué, Wilder tiene razón, no debería quedarme fuera de este matrimonio abierto, debería divertirme. Así que, ¿qué si tuve un comienzo difícil? Puedo recuperarme.

Tomé mi teléfono y marqué el número de Wilder que obtuve de la tarjeta que dejó la última vez.

—Sabía que llamarías. —Su voz profunda me envió escalofríos por la columna.

Espera, ¿cómo sabía que era yo?

—Te necesito. —Ahora que lo digo, suena mal. Debería haber dicho que necesito tu ayuda.

—Bueno, sabes dónde encontrarme.

—No, no lo sé.

—Estoy a una habitación de la tuya. —¿Espera un minuto, está tan cerca?

—¿Qué? Eso es algo de nivel alto de acosador. —Murmuré.

—No sé de qué hablas, ¿nunca has oído hablar de las coincidencias? —Puse los ojos en blanco.


Respiré hondo antes de llamar a la puerta de Wilder, estaba a punto de llamar de nuevo pero una chica desconocida que apenas llevaba ropa abrió la puerta.

Me dio una mirada desagradable antes de salir, dándome la oportunidad de entrar y ver a Wilder tumbado en su sofá con nada más que ropa interior.

¿En serio?

Cerré la puerta mientras entraba en el desastre, latas de cerveza por todas partes, cajas de pizza, aunque su habitación es mucho más grande que la mía.

—Bienvenida, querida. —Sonrió con suficiencia, me detuve inmediatamente cuando mis ojos captaron el evidente gran bulto en su ropa interior.

Agua bendita.

Ivy, saca tu mente de la alcantarilla y tus ojos de su pene. Tragué saliva antes de mirar a Wilder, quien tenía esa sonrisa arrogante en su rostro.

Me atrapó mirando.

—Entonces, ¿cómo hacemos esto, querida, aquí mismo? También puedo ofrecer mi cama. —Espera, ¿así que él piensa que quiero tener sexo con él?

—No te llamé para tener sexo contigo, te llamé porque necesito tu ayuda para conseguir un chico con quien tener una aventura de una noche.

—Me lastimas los sentimientos, mucho. —Se sienta derecho mientras yo intentaba mantener el contacto visual, lo único que me impedía mirar a su no tan pequeño amigo.

—Con gusto —sonreí con malicia.

—¿Qué te hace pensar que te ayudaría a conseguir sexo? ¿Qué gano yo? —Levanta sus cejas perfectas y llenas hacia mí.

A decir verdad, no había pensado tan lejos, tal vez porque pensé que estaría más que dispuesto.

—¿Quieres que seamos amigos, verdad? Y para compensar todo lo que le hiciste a mi esposo hace años. —Bien dicho, Ivy.

—¿Cole? Cole y yo estamos bien. —Toma una manzana de un plato en la mesa.

—¿Has hablado con mi esposo? —pregunté.

—No exactamente, le dije "qué tal" cuando lo vi ayer y él dijo lo mismo. —Los chicos realmente no guardan rencores, ¿verdad?

—Supongamos que mi esposo te ha perdonado, ¿aún quieres ser amigos, verdad? —Probablemente sueno tan desesperada.

—Te ayudaré. —Se encogió de hombros, salté gritando "¡sí!"

—No te emociones demasiado, solo quiero ver tu fracaso de cerca. —Con eso, me dio su sonrisa característica.

Idiota.

~~~~

Caminé hacia Wilder, que estaba sentado en la esquina del bar con una bebida en la mano.

—Hola. —Le quité la bebida de las manos y me tragué el líquido fuerte.

Le devolví el vaso vacío, girándome hacia él solo para darme cuenta de que me estaba mirando.

—¿No me vas a decir que me calme? —He tomado su bebida y me la he tragado después de cada intento fallido de acostarme con alguien.

Qué difícil es conseguir sexo.

—Nah, lo necesitas. Nunca he visto cómo una mujer tan atractiva como tú puede hacer que un hombre pierda el interés en 2 minutos. —Este idiota se está burlando de mí. Wilder toma otro vaso y llena los dos vasos con alcohol.

—Haz todas las bromas que quieras. —Puse los ojos en blanco.

—Lo siento, es solo que es gracioso. Me alegra haberte seguido en lugar de quedarme solo en mi habitación de hotel. —Al menos alguien se está divirtiendo.

—¡Qué difícil es conseguir sexo! —exclamé con total frustración.

—Bebe conmigo, querida. —Empuja el otro vaso un poco y lo agarré.

Vamos a beber.

~~~

—¿Recuerdas cuando destruiste la pirámide de las porristas? —Me reí vívidamente recordando.

—Sí, fue mi primer y último día en las porristas. —Buenos viejos tiempos.

—Todo el equipo de porristas quería matarte con la mirada. —Un Wilder riendo es demasiado perfecto para asimilar.

—Entonces viniste como el héroe, dijiste que no era mi culpa y que toda la coreografía estaba mal. Y todos estuvieron de acuerdo porque tú dijiste que estaba mal, te adoraban en la secundaria. —Todavía lo recuerdo vívidamente.

—Sí. —Ambos no dijimos una palabra más, solo nos mirábamos.

—Éramos buenos en un momento, ¿verdad? —Sí, éramos algo así como amigos hasta que él se convirtió en un matón.

—Sí, lo éramos. —La atmósfera se volvió tensa, de repente sentí el impulso de besarlo, mis ojos pegados a sus labios, pero él hizo el movimiento en su lugar.

Lentamente coloca sus labios sobre los míos con ambas manos en mis mejillas, este beso fue bastante diferente de nuestros besos robados, fue lento mientras nuestros labios se movían al unísono, podía saborear el vodka en sus labios y un sabor desvanecido de menta.

Fue más apasionado, se sintió como si el tiempo se detuviera por un segundo mientras sus labios permanecían pegados a los míos hasta que respirar se volvió necesario.

Se aparta pero ambas manos aún en mi cara, ambos nos miramos antes de que bajara las manos.

—Vaya, sin bofetada. —Está tratando de aligerar el ambiente, pero mis labios aún anhelaban los suyos.

Me prometí a mí misma que no lo haría y no pensé que lo haría, pero me encontré diciendo...

—Tu habitación, puertas cerradas, ropa fuera, condón puesto. —Wilder me mira extremadamente sorprendido.

—Tus deseos son órdenes, querida.
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