Capítulo 363

Los puños seguían lloviendo.

Robert fue derribado al suelo, limpiando la sangre de la comisura de su boca, una sonrisa siniestra curvándose en sus labios.

Echó la cabeza hacia atrás y rió maniáticamente.

Riéndose, Robert fijó su mirada helada en Sebastián. —¿Te sientes culpable, eh? Ambos sabemos...

Inicia sesión y continúa leyendo