Capítulo 56

Sebastián mordió con fuerza, y Cristina no pudo evitar gritar de dolor. Después de lo que pareció una eternidad, finalmente la soltó.

Sus ojos estaban inyectados en sangre, llenos de ira y resentimiento incontrolables.

—Ahora tienes mi marca. Nunca te librarás de mí.

—Sebastián, estás loco.

Cris...

Inicia sesión y continúa leyendo