Capítulo 19 No me ensucies las manos

Emily apretó la mandíbula—ya odiaba estas fiestas elegantes y no tenía ningún deseo de molestar a los poderosos.

La mujer de pelo largo tenía razón. En una familia como esta, deshacerse de una don nadie era pan comido. Solo necesitaban enviar a un par de guardaespaldas, meterla en una camioneta y d...

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