Capítulo 22

Sentarse quieta era un desafío, y me dolía el estómago. Normalmente me mareaba en viajes largos, pero los cortos como este rara vez me afectaban. Sin embargo, sabía que mirar por la ventana y no comer no aliviaría el malestar.

Tragué varias veces, pero la necesidad de aire fresco se volvió abrumado...

Inicia sesión y continúa leyendo