Capítulo 58

—Te doy cinco dólares y hasta veo Die Hard contigo—digo, haciendo una oferta.

—Trato hecho—se ríe y me entrega una pelota de ping pong—. ¿Estás listo? Ojo a ojo, sin hacer trampa—dice, y asiento, concentrándome en los vasos.

Sus ojos verdes eran cautivadores, haciéndome querer hacer cosas fuera de...

Inicia sesión y continúa leyendo