Capítulo 30

Algo imposiblemente enorme presionó contra mi entrada. Me congelé. No había maldita manera de que él me metiera esa cosa dentro. Me resistí. Luché contra lo inevitable. "Relájate, gatita. Relájate. Respira hondo... bien, ahora otra". Me estaban partiendo en dos. Mi universo se puso patas arriba. Me ...

Inicia sesión y continúa leyendo