Capítulo 5

Me dejé llevar por un llanto histérico. "Por favor... suéltame", gemí. "Prometo no decírselo a nadie. Solo quiero ir a casa".

"Me temo que no puedo hacerlo". Así, un mar de desesperación me arrastró bajo sus olas aplastantes. Su voz carecía de tantas cosas: compasión, inflexión, emoción, pero había...

Inicia sesión y continúa leyendo