DAMIEN Y SELENA

—Flor, gracias a Dios que estás bien—, Damien abrazó a su compañera como si fuera a desaparecer de nuevo. Selena, aún temblorosa, seguía llorando. Sophia estaba de pie junto a la puerta, avergonzada, sin saber qué hacer. Recordó que Selena le había suplicado que no se fuera, pero no la escuchó. Al v...

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