Capítulo 35 La mañana siguiente

—¡Oh, Dios mío!

El grito desde mi dormitorio me hizo sonreír mientras tomaba mi café. Ya llevaba una hora despierto, preparando el desayuno y tratando de no pensar demasiado en la noche anterior. El sonido de pies descalzos golpeando el suelo de madera me dijo que Sarah estaba a punto de hacer su g...

Inicia sesión y continúa leyendo