CAPÍTULO 2
Charlie arrastró a Nina con estilo hacia el dormitorio, y a medida que avanzaba la noche, la química entre ellos se intensificó, culminando en un beso apasionado.
Nina estaba de pie en el dormitorio tenuemente iluminado. Su respiración se entrecortó al sentir las manos de Charlie acariciando suavemente su cintura, sus labios demorándose en su cuello. El deseo entre ellos era palpable y eléctrico. Pero justo cuando la pasión amenazaba con consumirla, un recuerdo del pasado surgió en su mente, deteniéndola en seco.
Recordó que Ralph le había compartido un voto profundamente personal una noche. Le había prometido que esperaría hasta la noche de su boda para tener cualquier intimidad física. Era una promesa que ambos habían hecho para honrar sus valores y compromiso mutuo.
En ese fugaz momento de vulnerabilidad, mientras las manos de Charlie comenzaban a desabotonar su camisa, el recuerdo de las palabras de Ralph resonó en sus oídos. Ella jadeó, quedándose inmóvil, una mezcla de confusión y culpa nublando sus pensamientos.
Charlie percibió el cambio repentino en la actitud de Nina, sus manos deteniéndose en su cintura.
—Nina, ¿qué pasa? ¿Hice algo mal?
La voz de Nina temblaba mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas.
—Ralph, yo... no puedo. No puedo seguir adelante.
Las cejas de Charlie se fruncieron con preocupación, sus manos cayendo a los costados.
—¿Está todo bien? ¿Te presioné demasiado?
—Ralph —susurró ella, su voz cargada de una mezcla de afecto y temor.
Charlie la miró, sus ojos buscando el significado detrás de sus palabras.
—¿Qué pasa, mi amor? —preguntó, su voz llena de curiosidad mientras intentaba imitar a Ralph.
Nina respiró hondo, reuniendo sus pensamientos.
—Quiero recordarte el voto que hicimos —comenzó, su voz temblando ligeramente—. Prometimos esperar hasta nuestra noche de bodas para compartir nuestros momentos más íntimos, cuando estemos oficialmente unidos como marido y mujer. La boda de Nina y Ralph estaba programada para dentro de solo dos meses, y ambos esperaban con ansias ese día.
Charlie frunció el ceño y soltó un suspiro. Había sentido la creciente tensión dentro de sí mismo, el fuego que ardía profundamente, haciéndole más difícil resistir sus deseos.
—Nina, entiendo el voto que hicimos —respondió, su voz teñida de frustración—. Pero ha pasado tanto tiempo, y no puedo evitar desearte cada segundo de cada día.
Charlie dijo mientras acercaba a Nina hacia él. La miró a los ojos, su mirada llena de una mezcla de amor y anhelo. Nina podía sentir la intensidad de su deseo, y ella también sentía un dolor familiar creciendo dentro de ella.
—Ralph —susurró, su voz cargada de anticipación—, yo también te deseo.
El corazón de Charlie dio un vuelco al escuchar sus palabras. Había estado anhelando este momento para deshonrar a la novia de su hermano.
—Nina —dijo suavemente, su voz llena de ternura—. ¿Estás segura? Quiero que seamos completamente abiertos el uno con el otro. Quiero que te sientas cómoda y segura. Intentó imitar a Ralph.
Nina sonrió ante sus palabras. Conocía el respeto de Ralph por sus límites y su inquebrantable compromiso con su relación. Con un toque tranquilizador en su mejilla, susurró:
—Ralph, confío en ti completamente. Yo también quiero esto.
Esas palabras eran todo lo que Charlie necesitaba escuchar. La tensión en la habitación se hizo más densa mientras se abrazaban, sus cuerpos moldeándose juntos como si estuvieran hechos el uno para el otro. Se movieron hacia el dormitorio, sus manos explorando los cuerpos del otro, sus caricias encendiendo chispas de deseo.
Mientras se desvestían, su vulnerabilidad se hizo evidente. Con cada caricia y cada toque suave, sus cuerpos se movían en perfecta armonía, cada movimiento un testimonio de su amor y deseo. Estaban completamente presentes en el momento, sus mentes sintonizadas con el placer del otro.
La habitación se llenó de susurros, jadeos y gemidos, una sinfonía de placer y éxtasis. Perdieron la noción del tiempo mientras su amor trascendía lo físico, alcanzando un lugar donde las palabras ya no podían expresar la profundidad de su conexión.
Después, mientras yacían entrelazados, Charlie y Nina se deleitaban en el resplandor de su amor. Sus cuerpos brillaban con sudor, y su respiración volvía lentamente a la normalidad. Sus ojos se encontraron, y una profunda sensación de satisfacción los envolvió.
Muy temprano a la mañana siguiente, Charlie se levantó de la cama, mientras Nina aún dormía profundamente. Recogió su camisa y tocó a Nina.
—Nina —dijo, su voz llena de gratitud—. Gracias por ser tan paciente y comprensiva. Esto fue todo lo que había esperado y más. Me gustaría irme ahora. —Dijo esto mientras salía apresuradamente de la habitación. Nina, que estaba medio despierta, se cubrió con la manta tan pronto como Charlie se fue y volvió a dormirse.
A medida que los suaves rayos de sol se filtraban por las cortinas, Nina se despertó lentamente. Estirando los brazos y bostezando, miró el reloj en su mesita de noche. Era temprano, pero algo llamó su atención: un sonido desconocido. Su teléfono emitió un suave timbre, indicando un nuevo mensaje.
La curiosidad la invadió, y tomó su teléfono y lo desbloqueó. La pantalla mostraba un mensaje. Esta vez, era el número de teléfono de Charlie. Su corazón dio un vuelco al leer las palabras que aparecieron ante sus ojos: "Realmente disfruté la experiencia de anoche. Ralph es muy afortunado de tenerte. Eres tan dulce. De Charlie."
La confusión y la incredulidad inundaron a Nina como una ola. Leyó el mensaje de nuevo, tratando de procesar su significado. ¿Cómo podía ser? ¿Lo había leído mal? Pero las palabras eran inconfundibles, sin dejar lugar a malinterpretaciones.
Sus pensamientos corrían, y sus emociones estaban en caos. No podía comprender lo que acababa de suceder. "¿Qué?! ¿Podría haber sido íntima con el hermano de Ralph, Charlie? ¡Esto es increíble!" Pensó mientras se sentaba erguida en su cama. ¿Cómo pudo Charlie haberla engañado? Sabía que Charlie era astuto y retorcido, pero nunca esperó que llegara a tal extremo. "¡Oh no, estoy perdida!" Dijo Nina mientras estallaba en lágrimas.
