capitulo 1

Corro por toda la habitación buscando mis tacones, voy a llegar tarde a mi reunión. Hace dos meses me gradué de mi maestría en derecho penal, después del nacimiento de mi hijo arón las cosas se complicaron para mí, estudiar fue casi imposible porque sus necesidades estaban primero, hoy después de siete años por fin tengo lo que tanto quería y estoy a punto de entrar al mejor bufete de abogados del país, claro si encuentro mis tacones y llego a tiempo.

Gruño caminando por la habitación y cuando llego a la puerta del armario escucho una pequeña risa que conozco muy bien, ruedo los ojos porque algo me decía que mi pequeño travieso tenía algo que ver.

—Arón Nicolau sal ahora mismo de allí —las puertas se abren y los ojos de corderillo de mi hijo me hacen resoplar —. Hijo por Dios, llegare tarde a mi reunión, no puedes estar escondiéndome mis zapatos.

—Es que no me quiero quedar solo, prometiste que aún no trabajarías —suspiro sacándolo del armario para sentarlo en la cama.

—Mi amor, no podemos seguir dependiendo de tío Ares, es hora de que mami salga a trabajar y traiga dinero para ambos, ¿entiendes eso? —asiente con la mirada gacha.

—Lo sé, es solo que no quería quedarme solo, siempre estabas conmigo y quería que siguiera siendo así.

—Así será mi amor, es solo que mama, estará fuera por trabajo, pero en la tarde estaré contigo y todo seguirá como antes.

—¿Lo prometes? —asiento besando su frente.

—Lo prometo, mi amor.

Salí de casa y conduje lo más rápido del mundo, mi hijo era muy travieso, pero entendía porque, nunca tuvo una figura paterna, ser madre soltera no fue nada fácil, un niño es algo complicado, y aun mas el que creciera preguntando por su papa y tuviera que mentirle diciéndole que estaba muerto, bueno, en realidad no mentía, para mí lo estaba, después de lo qué pasó con ese hombre no volví a saber de él, desaparecí de la faz de la tierra y regrese a la cuidad cuando Arón tenía cuatro años, aun así jamás supe de él.

Estacionó el auto en el edifico donde están las oficinas de la empresa en la que trabajare, busque por años entra a el mejor bufete de abogados y ahora estaba frente a él, Marcial y asociados es la indicada.

Llego a la recepción y luego de anunciarme subí al asesor porque los socios esperar por mí, salir de Harvard tiene sus ventajas y una de ellas es esta. Cuando las puertas se abren bajo del asesor caminando hasta el lugar que me indico la mujer de abro, suspiro un par de veces y toco la puerta esperando el permiso para pasar.

Cuando lo consigo abro observando la oficina, es una de reuniones, la gran mesa con los dos hombres sentados en ella y uno de espaldas mirando por el gran ventanal me hace saber que no estoy en el lugar equivocado.

—Buenas tardes —digo, acercándome a las sillas frente a los hombres de edad sentados en la gran mesa.

—Señorita Nicolau, es un placer tenerla aquí —dice uno de ellos, el más anciano.

—El gusto es mío, es un honor hacer parte de este bufete —ellos sonríen y yo no puedo dejar de poner la mirada en el hombre que aún sigue de espaldas mirando por el gran ventanal.

—Soy Marcial Vlacos, fundador de este bufete —asiento —. Y él es mi hijo Manuel —los observo y Manuel debe tener la misma edad que tendría el ahora mismo.

—Soy Martina, agradezco mucho la oportunidad —Marcial sonríe y voltea su mirada un momento al hombre que sigue de espaldas.

—Muchacho, deja de ser maleducado y ven aquí, tú también haces parte de esta empresa —Noto como la espalda de aquel hombre se tensiona y unos segundos después se voltea haciendo que jadee por la impresión.

—No necesito presentación, la señorita y yo no conocemos más que bien, ¿no es así, Martina?

No puedo creerlo, es el, es Ulises, el hombre que tanto ame y me rompió el corazón días antes de casarnos, hui de el por seis años y ahora descubro que es mi jefe, ¿qué más me podría pasar?

—¿Ustedes se conocen? —dice Manuel sorprendido.

—Si, mejor de lo que quisiera, es mi exprometida —la mirada de Ulises me intimida y por eso la alejo colocándola en los dos hombres presentes.

—No creo que sea necesario que se hable de mi vida pasada, yo vine a trabajar y es lo que deseo hacer, pero si eso impide que lo haga me gustaría que me lo informaran ahora mismo.

No sé de dónde saque el valor para decir eso, la verdad verlo después de tanto tiempo me está afectando más de lo que quisiera, pero necesito esto, no puede seguir escondiéndome más, mi familia y mi hijo no lo merecen, no voy a dejar mi vida por algo que ni siquiera sé que hice.

—No, Martina, somos hombres maduros y sé que Ulises no tendrá problema con eso, ¿cierto, muchacho?

—No, no lo tengo, no le doy importancia a lo que no lo merece, bienvenida a la empresa y espero que seas tan bueno como dicen que lo eres —sin más camina a la puerta y sale por esa dejándome un mal sabor de boca.

—Lo siento, cariño, no sé qué pasó con ustedes, pero le afectó mucho, pero sé que no habrá problema, paso mucho tiempo —asiento intentando sonreírle a Marcial.

—Comprendo, quería hablar sobre un tema importante y me gustaría que quedara entre nosotros —ellos dos se quedan mirándome unos segundos, pero luego asienten.

—¿Que sucede?

—Les informe que, por un detalle personal, no podría trabajar más tarde de las tres, ¿aún sigue así?

—En tu prueba demostraste que estas muy bien capacitada, así que no veo el problema en eso, pero me gustaría saber por qué —dice Marcial.

—Soy madre y mi hijo necesita de mí, por ellos estoy aquí —no pienso decirles cuantos años tiene porque sé que atarían cabos y lo que menos quiero es a Uriel cerca de mi hijo.

—Vaya, una mujer tan joven como tu casada, no lo imaginamos.

—No estoy casada, soy madre soltera y me siento muy feliz de serlo —digo si quitarles la mirada de encima.

—Cada vez nos sorprendes más, estamos muy contento de tenerte con nosotros, te esperamos mañana para que empieces a trabajar —asiento sonriéndole a Marcial y levantándome de la silla.

—Aquí estaré, a la hora indicada, muchas gracias por todo.

Camino hasta la puerta y cuando la abro me detengo unos segundos en ella porque él está recostado en la pared de brazos cruzados. Suspiro tomando valor y cerrando la puerta detrás de mi paso por su lado sin decir nada.

—Pensé que jamás te volvería a ver, pero al parecer el karma es impredecible —me detengo a centímetros de él.

—Tampoco esperaba verte aquí y quiero pedirte que no hagas de esto un drama, pasaron siete años, creo que es tiempo suficiente para dejar el pasado atrás —lo escucho reír y eso me produce rabia.

—Me destruiste como nadie lo hizo y ahora apareces queriendo que olvide todo lo qué pasó, lo siento, pero no pienso hacerlo, soy tu jefe y créeme que hare de tu tiempo aquí un infierno, te fuiste sin pagar lo que me hiciste, ahora lo harás.

—No tengo que pagar nada, porque no te hice nada, deja de ser tan infantil y olvídalo de una vez —siento como me toma del brazo para voltearme.

—A pesar de los años sigues negándolo, eres una mujer cínica, pero no te preocupes, sabrás porque en la universidad me temían tanto, me destruiste, Martina, y ahora lo hare yo.

—Suéltame, y deja de decir esas cosas, no sé qué pasó contigo, pero tú no eras así.

—No, porque tú me volviste un tonto que creía todo lo que le decías, pero eso cambio, lo hizo en el momento que descubrí en realidad el tipo de mujer que eras.

—¡No sé de qué hablas!, me destruiste y lastimaste y jamás supe porque, nunca me explicaste nada y no es gusto que ahora después de tantos años quieras dañarme. No te hice nada —él se acerca a mi rostro haciendo que mi corazón se acelere.

—Lo hiciste, me lastimaste más de lo que creías, yo te amaba y tu solo jugaste conmigo —niego alejándome de él.

—No, lo único que hice fue quererte más que a mí misma, grave error, pero no puedo regresar el tiempo, ahora te pido que seas profesional y dejes eso atrás, somos colegas, actúa como tal — Me suelta pasando por mi lado haciendo que tiemble, esto no está bien, pero ya no puedo huir, sé que me encontraría, necesito descubrir qué pasó ese día y limpiar mi nombre, lo hare por mi hijo, porque él no merece esta vida, y yo tampoco. No puedo permitir que el descubra que tenemos un hijo, me lo quitara y yo moriría si eso pasa, tengo que hacer algo y ahora mismo.

Capítulo anterior
Siguiente capítulo