Reynolds llega al sitio de los hechos

—Jajajajajajaja —la risa de Adam retumbó en la solitaria calle.

Habían corrido como locos, Clyde se había puesto sus zapatos y también se había cambiado el el suéter, eso por si acaso los policías habían podido detallarlo en el estacionamiento.

—¿Te parece divertido, Adam? —le preguntó Clyde trata...

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