La misma del pasado

Zane

Salto los pocos escalones que nos separan y atrapo a Samanta antes de que se caiga.

Malditos reflejos.

De nuevo.

Sus manos rodean mi cuello, clavándose en mi nuca.

La agarro fuertemente por la cintura y la empujo hacia arriba hasta que se pone completamente de pie.

Conmigo todavía un paso...

Inicia sesión y continúa leyendo