122

La bestia se alzaba ante mí, su enorme figura irradiando amenaza. Pedazos desgarrados de su antigua ropa humana yacían esparcidos por el suelo, destacándose contra el fondo sucio. Incluso a cuatro patas, me superaba en altura por una cabeza completa. Su pelaje gris oscuro se erizaba con una ferocida...

Inicia sesión y continúa leyendo