146

Mi mundo se inclinó violentamente. Una fuerza aplastante golpeó mi pecho, sacando el aire de mis pulmones y arrancándome un gruñido doloroso de la garganta. Lágrimas calientes y furiosas surcaron mis mejillas, quemando mi piel, mientras mi corazón dolía por la madre que apenas había conocido. Sin em...

Inicia sesión y continúa leyendo