27

Contuve la respiración, fijando mi mirada en sus ojos penetrantes.

—¿Mi padre... hizo qué? —susurré, mi voz temblando de incredulidad.

—Me escuchaste —dijo Hadrian, su sonrisa tan fría como su tono—. Ahora, dime... ¿estarías tan ansiosa por ‘proteger’ a un hijo del asesino de tu madre?

—¡No soy c...

Inicia sesión y continúa leyendo