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No era sorprendente que nadie en el Banco de Inversiones Monteforte moviera un dedo para ayudar a la empleada humana más odiada a cargar cajas pesadas de documentos. Si acaso, lo esperaba. Esta era una tarea que tendría que manejar sola.

Por supuesto, Hadrian ni siquiera había considerado asignar a...

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