76

La hostilidad en el aire era sofocante, tan densa que podía asfixiar. Penrose se acercó, su postura protectora como si quisiera protegerme de un ataque invisible. Entonces, de la nada, una mano golpeó mi mejilla. La bofetada fue tan rápida y con tal fuerza que me tiró al suelo.

Un zumbido agudo lle...

Inicia sesión y continúa leyendo