UN SOPLO DE ORGULLO

Michael se apoyó en el capó de su coche, sus ojos fijos impacientemente en la gigantesca puerta de la casa de Mandy. El único deseo sincero que tenía en ese momento era que la puerta se deslizara y revelara a Mandy de una vez.

Su deseo se cumplió de inmediato y sus ojos brillaron tiernamente en el ...

Inicia sesión y continúa leyendo