Capítulo treinta y cinco.

La forma en que ella me agarraba me hizo saber lo preocupada que estaba mientras nos alejábamos de la moto y entrábamos a la casa.

Sin embargo, yo estaba enojado. Aunque no con ella. Estaba enojado conmigo mismo por dejarme llevar demasiado y ponerla en peligro. Fue solo un pensamiento al azar esta...

Inicia sesión y continúa leyendo