Capítulo treinta y siete.

La perspectiva de Ava

El día siguiente pasó como cualquier día normal. Yo era la única que sabía que no había nada de normal en ese día. La evidencia estaba entre mis piernas. Estaba adolorida. Pero de esa manera que se siente bien.

Cada vez que me movía, lo sentía entre mis piernas. Y en el fondo...

Inicia sesión y continúa leyendo