41

Arrojé mi abrigo en el sofá y me desplomé en él, poco después escuché pasos acercándose.

—¿Qué pasó? —Luca se apresuró hacia mí. Giró mi cuerpo de un lado a otro, revisando algo.

—¿Estás herida? ¿Sentiste dolor o mareo? Te dije que no fueras hoy. Pero no, tú no me haces caso y—

—Estoy bien, Luca....

Inicia sesión y continúa leyendo