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"¿Por qué estoy llorando por algo que no me concierne ni me molesta?" se preguntó Gold mientras se consolaba, a pesar de su corazón pesado.

Llevó el café a la oficina de él y lo colocó en su escritorio, pero él ni siquiera la miró.

"Señor, le he enviado sus horarios," dijo Gold, pero él la despidi...

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