Capítulo 60

A la mañana siguiente, cuando la primera luz del amanecer se asomaba, Aria, con ojeras profundas, abrió lentamente la puerta.

En cuanto asomó la cabeza, vio a un hombre parado rígidamente en la puerta, lo que la hizo saltar.

—Hola.

Aria se despertó instantáneamente y miró al extraño con recelo.

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