Capítulo 20

Dos hombres saltaron del coche. No eran matones rudos, sino rápidos y profesionales. Como cazadores. Uno puso una mano sobre mi boca antes de que pudiera gritar. El otro me agarró el brazo con un agarre súper fuerte, tirándome de la acera. Mi bolso cayó, derramando todo lo que había dentro, pero no ...

Inicia sesión y continúa leyendo