Capítulo 85

El viaje hacia la nueva sede de la Fundación Esperanza Silenciosa estaba cargado de una energía palpable. Ava, a mi lado en la parte trasera del coche, era una visión en zafiro, su nerviosismo inicial transformándose en una quieta, casi regia, compostura. Mi mano descansaba sobre la suya, sintiendo ...

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