CAPÍTULO 134

El golpeteo en la puerta llegó a las tres de la mañana, lo suficientemente fuerte e insistente como para despertar a todos en la casa de seguridad. Me levanté de la cama instantáneamente, con la mano ya alcanzando el arma en la mesita de noche mientras mi entrenamiento se activaba.

—¡FBI! ¡Abran!

...

Inicia sesión y continúa leyendo