CAPÍTULO 135

El calabozo federal era exactamente lo que había esperado: paredes de concreto, barras de acero y el constante olor a desinfectante industrial que no lograba enmascarar el aroma subyacente de miedo y desesperación. Lo que no había esperado era el silencio.

En las seis horas desde nuestro arresto, n...

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