Capítulo 107: En libertad

—No puedes ir con él, Rose—. La voz de Tristan era firme, su cuerpo una barrera entre mí y la puerta de la habitación de la tía Lucía. Sus ojos eran una tormenta de preocupación y frustración.

—Tristan, por favor—, le urgí, mi voz tensa de impaciencia. —Mi esposo llamó. Es urgente—. Intenté pasar a...

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