Capítulo 36: Tú eres mía

Tristán me miró sin parpadear, como si realmente creyera en lo que acababa de decir.

—¿Cómo se te ocurrió semejante idea?— Sentí la ira hervir en mi estómago. —Nunca te molestaste en preguntar si estoy de acuerdo con tu fantasía.— El peso de la situación y la falta de consideración de Tristán hacia...

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