127, sabía que me adorabas

—Tite.

Ignoré el enlace mental de mi hermano. Estaba demasiado cómoda en la cama cálida y agradable con Nash siendo mi gran cuchara.

—Tite.

Sonaba irritado. Lo ignoré de nuevo.

—¡Nefertite Groa Ulvhamn!

—¿Qué?! Si él podía ser un maldito idiota irritante, yo podía ser una perra molesta.

—Conte...

Inicia sesión y continúa leyendo