33, chocolate caliente con crema batida, malvaviscos y un chorrito de whisky

Estaba molesta y de mal humor, y lo mejor que podía hacer era encerrarme en mi habitación hasta que me calmara. El problema era que no sabía qué hacer una vez en mi cuarto. Ni siquiera dibujar se sentía bien. Mi teléfono sonó y me sentí agradecida.

—Hola —contesté.

—¡Tite! ¡Gracias a la diosa luna...

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