Hori-Hori

Willow entró al bar agradecida por el aire acondicionado que no había estado encendido el día anterior.

—¿Eres tú, Chere? —llamó Bridgette antes de dejar caer lo que sonó como diez ollas de metal al suelo.

—Sí —Willow entró en el gran comedor. El bar estaba al fondo de la habitación.

—Cierra la p...

Inicia sesión y continúa leyendo