Capítulo 174

El dolor no llega como un grito.

Llega como presión. Pesada. Constante. Incorrecta.

Estoy agachada en el suelo de la sala de pánico con la espalda contra el acero frío cuando me golpea, profundo y bajo, enroscándose en mi abdomen con una fuerza que me roba el aire de los pulmones. Mi mano vuela ha...

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