Amenazándola

Bane salió de la habitación. Por alguna razón insana, parecía lo suficientemente contento como para dejarme sola en la sala de armas.

Mientras me sentaba en una de las sillas de espera, miré a mi alrededor, observando las diversas piezas que tenía a su disposición.

Armas pequeñas. Armas grandes. Pis...

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