Capítulo 7. ¿SOMOS MÁS CANSANCIO QUE HORMONAS?

Me costó calmarme, pero al final lo logré.

Tomé varias respiraciones profundas, aun con el agua hasta las rodillas y cuando estuve segura de que no volvería a llorar como demente, a gritar como psicópata o a salir huyendo por tercera vez en menos de veinticuatro horas, me decidí a buscar a Rámses. S...

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