Capítulo veintinueve

Tomé una respiración profunda y entré en la habitación. Lucas estaba descalzo, sin camisa y con el cinturón de sus pantalones suelto. Nunca me cansaba de mirar su pecho desnudo.

—Seguramente entraste a la habitación para mirar mi pecho, ¿verdad? —Lucas me sonrió con picardía.

—M-mi cierre. No pued...

Inicia sesión y continúa leyendo