Treinta

Lucas se despertó cuando el sol comenzó a iluminar la habitación. Girando la cabeza, encontró a Kimberly con la espalda contra su costado, profundamente dormida; su cabeza usando su brazo como almohada. Al darse la vuelta, la acercó y enterró su cara en su cabello, que olía dulce y a sexo.

Suspiró,...

Inicia sesión y continúa leyendo