Capítulo 12 12. Mi respiración se rompe.

Cada caricia de su lengua es una promesa. Un reclamo. Un secreto conocido solo por nosotros.

Mis dedos se hunden en su cabello.

Su pecho vibra contra el mío.

Cuando me separo, estoy sin aire.

Damián me toma de la mandíbula, con esos dedos largos y seguros, y me obliga a mirarlo.

—Quiero ver cómo lo ...

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