Un juego tóxico de docenas

Morgan presionó sus dedos contra el corte en su cabeza y hizo una mueca de dolor. Miró a su alrededor, insegura de su nuevo entorno. El sofá áspero en el que estaba sentada le pinchaba las piernas, y se movió para evitar pegarse a él.

—¿Dónde estoy? —le preguntó a Adrian, que estaba sentado frente...

Inicia sesión y continúa leyendo